LA FARSA DEL NEOLIBERALISMO Y EL DESARROLLO MUNDIAL
Por CríticaPolítica
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En las últimas décadas, sobre todo a raíz de la crisis económica que azotó supuestamente a toda la ciudadanía (pero en realidad sólo a las clases media y popular), se ha reforzado el relato neoliberal,desprestigiando la socialdemocracia y, por supuesto, demonizando la alternativa revolucionaria comunista. Según dicho relato, el neoliberalismo es la única doctrina reguladora del capitalismo capaz de crear riqueza y, por lo tanto, de reducir, con el objetivo de eliminar, la pobreza en la periferia (América Latina, sur-este asiático y África Subsahariana).
Antes de nada, hay que conocer a los agentes encargados, supuestamente, de luchar contra la pobreza en la periferia. Principalmente, son el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), ambos organismos autónomos, pero pertenecientes a la ONU. Los dirigentes del BM y del FMI son siempre personas de las élites económicas de los países miembros de la ONU con mayor influencia en esa organización: EEUU, Alemania, Reino Unido y otras superpotencias capitalistas. Por ejemplo, hoy actualmente ostenta el cargo de directora del FMI la conservadora Christine Lagarde, y el BM está presidido por los estadounidenses David Malpass y Jim Yong.
El relato neoliberal nos explica que, en las últimas décadas, la pobreza mundial se ha reducido drásticamente, presentando gráficos tan sugerentes como éste:
Según este gráfico, las políticas neoliberales han reducido notablemente la pobreza mundial. Esto es una falacia. La falacia no está en los datos que presenta: éstos son correctos. La falacia es presentar estos datos como una efectiva y real reducción de la pobreza. Analicemos los datos: se ha reducido lo que el BM llama “pobreza extrema”, definida ésta como ingresar menos de 1,9 dólares al día ($/día). Según este indicador, quien ingrese 2$/día ya no se encuentra en extrema pobreza. ¿Por qué el BM pone esta línea y no otra? Porque le interesa para justificar sus políticas económicas. Veamos un ejemplo que muestra cuán estúpido es este indicador. Si 2$/día ya no es pobreza extrema, debemos entender que 4$/día debe estar muy lejos de dicha pobreza. Pues bien, por ejemplo, en Somalia con 4$/día apenas se puede alimentar MAL (y con severas deficiencias calóricas y de vitaminas, proteínas y grasas) a una familia, debido a los precios de los alimentos:
PRECIOS ALIMENTOS SOMALIA (variables según el mercado internacional)
500g de pan
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0,8$
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1,5 litros agua
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0,7$
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1kg arroz
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0,9$
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1kg plátanos
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1,7$
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1kg naranjas
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3,4$
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1kg patatas
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1,1$
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Por lo tanto, doblando el indicador que según el BM está fuera de la pobreza extrema, tenemos poca comida y carencias nutricionales incompatibles con la salud. Es decir, tenemos pobreza extrema (porque pasar hambre y tener deficiencias nutricionales severas que pueden derivar en anemia ferropénica o megaloblástica, kwashiorkor, paludismo o escorbuto, no puede calificarse sino de pobreza extrema). Y resulta aún más dramático si contamos que en la mayoría de países en desarrollo la ciudadanía debe pagarse también los medicamentos y la atención hospitalaria (a no ser que una ONG lo cubra). Este indicador del 1,9$/día es arbitrario, interesado y cínico. Por ello, ha sido criticado por diversos especialistas como Hickel, Lant Pritchett o Reddy y Lahoti.
Jason Hickel, tomando datos del BM, calculó la pobreza tomando como referencia 7,4$/día, cifra altamente conservadora (algunos economistas afirman que la línea de la pobreza debería estar en los 15$/día), puesto que en la mayoría de países permite tal vez no pasar hambre, pero desarrollando enfermedades por carencias nutricionales, además de no permitir pagar combustible, atención médica ni fármacos. Veamos cómo queda la reducción de la pobreza con este indicador:
Vemos que apenas se reduce mínimamente. Pero hay más. En las últimas décadas, el país que más ha reducido la pobreza ha sido China, y esto es muy importante debido a que 1) China es un país hiperpoblado, cuyos cambios en indicadores nacionales afectan enormemente a los indicadores globales, y 2) China es un país cuya economía está fuertemente dirigida por el estado y, por lo tanto, no se ajusta a los preceptos neoliberales.
Pero no solamente China. Otros países que han reducido enormemente sus tasas de pobreza nacionales han sido países latinoamericanos cuyas políticas han sido de tendencia socialista y, por lo tanto, opuestas al neoliberalismo. Es el caso de Venezuela con Chávez (aunque actualmente el bloqueo estadounidense la está ahogando económicamente) y Bolivia con Evo Morales:
Pero, en efecto, el crecimiento chino supone un tercio del crecimiento global:
Por lo tanto, tenemos que ⅓ del crecimiento global es resultado de políticas no neoliberales de un solo país. ¿Qué sucede si quitamos China de la ecuación? Que la reducción de la pobreza aún se vuelve más ridícula, tanto en millones (que no se reduce, sino que se acrecienta) como en porcentaje (resultando que un 58% de la población mundial se encuentra en pobreza severa, y no un 10% como nos quiere hacer creer el BM):
Estos datos ofrecidos por Hickel (en base a los datos del propio BM) coinciden con los datos aportados por la FAO sobre hambruna (tanto absoluta como relativa) de los últimos años: ésta está aumentando. Y todo es aún peor si tenemos en cuenta que hoy, y cuanto más se desarrolla Occidente, más fácil es acabar con la pobreza. Es lo que Hickel llama el “agravio de la pobreza”, que aumenta constante y exponencialmente:
¿Por qué no se acaba con la pobreza en la periferia? Porque, por mucho que conste como uno de los Objetivos del Milenio, en realidad la pobreza no se quiere eliminar por parte de quienes dicen que quieren hacerlo. ¿Por qué? Porque la pobreza de la periferia es un medio de financiación de los países ricos. Normalmente se suele decir que los países ricos financian a los pobres. Pero la realidad es lo contrario: los países pobres financian a los ricos.
El caso de los países africanos es el que está mejor estudiado. Una investigación reveló que, en 2017, los países ricos mandaron 161,6 billones de dólares a los países africanos, pero ese mismo año salieron de África (hacia los países ricos) 202,9 billones. ¿Cómo puede ser eso? Debido a que las transferencias de dinero para “cooperación al desarrollo” no son más que créditos. Así que de África salen cada año billones de euros en concepto de pago de intereses, cancelaciones de deuda, etc. Además, también salen de ahí los beneficios de las empresas occidentales que privatizaron industrias y servicios, muchas veces a petición de los mismos BM y FMI. Privatizaciones que van acompañadas de exenciones fiscales (tan del gusto del neoliberalismo) que salen muy rentables para las corporaciones europeas y estadounidenses, pero que son un desastre para los pobres. El propio BM también saca beneficio de todo ello, y en consecuencia los países que lo forman. Así, los países ricos se desarrollan aprovechándose de los pobres, de manera que mientras la riqueza absoluta de los ricos crece, la pobreza absoluta de los pobres se acrecienta. Por ejemplo, un economista de Cambridge demostró que la riqueza de los pobres disminuyó desde las políticas neoliberales, especialmente en África.
Así pues, el neoliberalismo no está acabando con la pobreza mundial: lo está gestionando de manera que, reduciendo algunos indicadores, escondiendo ciertas realidades y publicitando su relato adecuadamente, parezca que su objetivo de reducir la pobreza se pueda conseguir con sus políticas, pero en realidad el objetivo es perpetuar la pobreza de la periferia para seguir haciendo negocio con ella.
No hay que olvidar, además, que los agentes neoliberales mundiales siempre han apoyado a dictaduras, cuando les ha convenido. Han promovido o alimentado guerras por intereses (sea apoderarse de los recursos naturales de un país tras la guerra, sea hacer un suculento negocio con la venta de armas). Así, vemos que la potencia neoliberal y “demócrata” por excelencia, Estados Unidos, ha apoyado multitud de dictadores durante la segunda mitad del siglo XX (Mobutu, Samuel Doe, Somoza, Pinochet, etc), ha causado guerras (como la de Irak, tras la cual se privatizó el 75% del sector petrolero irakí) y ha apoyado estados que violan sistemáticamente los Derechos Humanos, como Israel o Arabia Saudí. No sólo Estados Unidos. Otros países capitalistas con gobiernos más o menos neoliberales han participad. con la OTAN en las guerras neoimperialistas, o han hecho negocio vendiendo armas a países que están bombardeando población civil. El caso más escandaloso es la permisividad de la ONU y la Comunidad Internacional con Arabia Saudí y su crueldad en Yemen. No sólo el silencio o la indiferencia, también el suministro de armas.
En conclusión, los agentes neoliberales mundiales no buscan la eliminación de la pobreza, sino perpetuar el negocio que hacen con ella. El colonialismo no ha desaparecido, sólo ha mutado de forma, deviniendo en lo que llamamos neocolonialismo.
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