CAPITALISMO LIBERAL Y POBREZA
Por CríticaPolítica
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En otro artículo ya analizamos cómo el neoliberalismo no está erradicando la pobreza en el mundo, como se pretende hacer creer mediante datos falaces. Ahora nos centraremos en la pobreza que el capitalismo liberal mantiene de manera estructural en las propias superpotencias. Nos centraremos en los países capitalistas más liberales, pero evidentemente tenemos que subrayar también que los países capitalistas con mayor intervención estatal también mantienen unas ratios elevadas de pobreza estructural, como es el caso de España (como mostramos en este artículo).
Nadie puede negar que el capitalismo tiene un enorme potencial productivo y que crea una enorme riqueza. Pero tampoco se puede negar que la riqueza se crea mediante la explotación del trabajo (siendo éste social; pero la apropiación del beneficio, individual). Esta situación se traduce siempre en fuertes desigualdades económicas y de oportunidades, así como de una perpetuación de la pobreza en medio de la opulencia.
Veamos primero las tasas de pobreza relativa (porcentaje de personas con ingresos menores al 60% del sueldo medio -lo cual les causa problemas de acceso a vivienda, medicamentos, alimentación completa, etc-) en los países ricos con mayor libertad económica:
PAÍS
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TASA DE POBREZA
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HONG KONG
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14,7% (2017) Gobierno de Hong Kong
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AUSTRALIA
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SINGAPUR
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NUEVA ZELANDA
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SUIZA
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ESTONIA
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CANADÁ
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E. ÁRABES UNIDOS
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IRLANDA
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CHILE
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Singapur es uno de los modelos capitalistas que suelen ponerse como ejemplo de la prosperidad que aporta este sistema económico. Sí, en efecto, en Singapur hay una de las mayores calidades de vida de todo el mundo, pero su enorme opulencia convive con el 26% de pobreza relativa (o sea, más de un cuarto de singapureños tienen dificultades para mantener el acceso a vivienda, sanidad, alimentación completa, etc y quedan excluídos del alto nivel de vida del resto de la sociedad) y un 12% no pueden acceder a estos servicios básicos.
Un estudio mostró que la pobreza en Singapur no sólo afecta a los ingresos y a la dificultad (o imposibilidad) de acceso a servicios básicos, sino que también implica exclusión de la sanidad y de las redes de participación cívica, social y política. Otro estudio, que sigue el mismo enfoque que el primero y en buena parte se apoya en él, señala las dificultades que implican la pobreza en Singapur para que las personas mayores puedan cuidar su salud o la juventud que puede acceder (con dificultades) a una educación, ésta sea de calidad. Es decir, en Singapur no sólo existe una enorme desigualdad y pobreza, sino también una marginación de las personas con menos ingresos.
Hong Kong es otro de los “paraísos capitalistas”. Esta ciudad autónoma de China se rige por un sistema capitalista con una mínima intervención estatal, de manera que es uno de los lugares con mayor libertad económica y uno de los modelos más esgrimidos en debates por los defensores del capitalismo. Pero una vez más, nos encontramos ante una sociedad desigual y con una pobreza significativa que sufre o malvive en medio de una enorme y ostentosa riqueza. Además, Hong Kong ofrece una muestra de lo inestable que puede llegar a ser el bienestar en un capitalismo muy liberal: debido a cambios demográficos, aumento del coste de vida y otros factores, los mismos sueldos que anteriormente permitían un buen nivel de vida, progresivamente van hundiendo a las personas en la pobreza:
Cuando el estado no regula nada y se deja todo en las etéreas manos del mercado (dominado así por el interés privado e individual de las empresas), mucha gente se queda atrás. Y el estado singapureño, gestionando una de las sociedades más ricas del mundo, apenas logra reducir un pequeñísimo porcentaje la pobreza:
En cuanto a la desigualdad, es tan altísima que, tras las ayudas del estado, se mantiene en un 20% (llega al 40% antes de las transferencias sociales):
Así, Hong Kong no sólo es una sociedad desigual con una elevada pobreza estructural (tanto relativa como absoluta), sino que además esta pobreza está aumentando.
Podríamos seguir analizando todos los países consignados en el cuadro inicial, pero en araa de la brevedad, remitimos a los diversos estudios linkeados en el propio cuadro. Pero sí haremos mención de un caso que está tomando fuerza entre los defensores del capitalismo liberal: Gurgaon.
Gurgaon es una ciudad de la Índia que pertenece al distrito homónimo (del cual es la capital y concentra más de la mitad de la población del distrito). Es una ciudad prácticamente autónoma, con una intervención estatal casi residual y que está gestionada casi enteramente por las empresas privadas, que se ocupan de todos los servicios. Mucha gente considera que es la primera sociedad anarcocapitalista del mundo. Los liberales señalan su gran calidad de vida, su enorme tasa de crecimiento y su dinamismo económico. La presentan como un remanso de opulencia y desarrollo en medio de la Índia pobre, lastrada por la intervención estatal. Sólo señalan como problemas de Gurgaon la falta de gestión de residuos y la contaminación. Por lo demás, es un paraíso. Y sí, lo es. Pero sólo para los ricos. Gurgaon mantiene desplazados en guetos a gran parte de la población autóctona original, que perdieron sus tierras al ser compradas por las empresas y ahora viven en unas de las peores condiciones de vida de toda la Índia.
¿Cómo surgió Gurgaon? Dos expertos en esta ciudad exponen que las empresas se aprovecharon de la corrupción estatal para obtener licencias CLU (Change of Land Use) y empezar a edificar sus sedes, oficinas y toda la estructura urbana. Así, como explica también este reportaje periodístico, los pobres fueron desplazados de Gurgaon hasta los guetos de las afueras (o a otras poblaciones) y viven miserablemente, pero además deben pagar para recibir agua potable y otros bienes básicos. Además, Gurgaon es una sociedad altamente clasista. El gobierno indio paga los gastos de matrícula y material a algunos niños y niñas pobres del país. En Gurgaon se ha denegado la entrada en 19 escuelas a niños pobres pese a que el gobierno pagaba todos los gastos. Gurgaon, pues, es la viva imagen del capitalismo: una sociedad opulenta, con una pobreza estructural, que se erigió en base al expolio de los recursos de gente humilde por parte de los poderosos.
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