RUANDA: FALACIAS Y ENGAÑOS DEL CAPITALISMO
Por CríticaPolítica
Ruanda (el País de las Mil Colinas) es un pequeño país del centro de África, tristemente famoso por el sangriento genocidio (financiado por el capitalismo internacional) de 1994.
Hoy es presentado como un modelo económico a seguir por otros países en el África Subsahariana. Desde que Paul Kagame tomó el poder en 1994, tras la guerra civil que culminó con el genocidio del anterior dictador Habyarimana, Ruanda ha tomado la senda del liberalismo: bajadas de impuestos, liberalización del comercio, apertura a la inversión extranjera, etc. La Fundación Heritage y el Wall Street Journal, en 2017, le asignaron el puesto mundial número 51 del Índice de Libertad Económica (ILE). Es el país económicamente más libre de África. Según las tesis liberales, es gracias a esto que está prosperando y el nivel de vida de su población está aumentando, a la par que ha descendido enormemente la pobreza. Veremos que lo que se dice de Ruanda (y de África en general) desde los think tank liberales es una cínica distorsión de la realidad.
Para empezar, hay que desmentir esto de que a mayor ILE, mayor crecimiento económico. Ruanda, en efecto, vemos que ha crecido inexorablemente desde 2000:
Sin embargo, su Tasa Media de Crecimiento anual desde 2003 ha sido notablemente menor que la media de su región (formada mayoritariamente por países con un ILE bajísimo y marcada por países en recesión), así como también ha sido menor que crecimiento del país con uno de los ILEs más bajos del mundo: Ghana (puesto 118):
Por lo tanto, queda demostrado que la liberalización económica no implica necesariamente un mayor crecimiento económico. De hecho, como vimos en otro artículo, el mayor crecimiento experimentado por un país africano se dio durante la etapa socialista de Congo-Brazzaville.
Pero centrémonos en Ruanda. Es evidente que ha experimentado un nada desdeñable crecimiento económico y que ha realizado avances importantes, como por ejemplo la creación y expansión de una sanidad pública (algo, por otro lado, no muy del agrado de los liberales). Sin embargo, las cifras aportadas por los think tank liberales son muy engañosas.
Para empezar, su crecimiento económico no ha ido a la par de una reducción de las desigualdades. Ruanda es el país más desigual de su región, con un Índice de Gini altísimo: 0,58 en 2018 (ha subido respecto a años anteriores). Por lo tanto, su crecimiento del PIB per cápita es bastante ilusorio: la altísima desigualdad relativiza enormemente su éxito económico.
También dicen los liberales que la población de Ruanda está saliendo de la pobreza extrema. Y, si tomamos como "pobreza extrema" aquello que el Banco Mundial(BM) dice que es pobreza extrema (cobrar menos de 1,9 $/día), es cierto:
Pero, según este indicador, ¿entonces un ruandés que cobre 2$/día ya no está en extrema pobreza? Absurdo. Este indicador, como analizamos en otro artículo, y como han señalado Hickel, Pritchett, y Reddy y Lahoti es una cifra interesada: permite justificar los Planes de Ajuste Económico (PAE) que imponen el BM y el FMI como condición de conceder créditos a bajo interés y con un largo plazo para devolver.
Otro indicador utilizado (pero deliberadamente mucho menos expuesto) es la línea de 3,1$/día. Con estos ingresos es muy complicado poder tener una alimentación suficiente (en calidad y cantidad) en Ruanda, con lo que este indicador es un indicativo de una pobreza muy intensa (aunque el BM no la califique de "extrema"). Con este indicador,la reducción de la pobreza en Ruanda se vuelve muchísimo más tibia (y cuadra con su bajo PIB per cápita y su altísimo índice de Gini):
Resulta que "gracias al capitalismo", la pobreza intensa en Ruanda se ha reducido un alrededor de un 5% en 13 años, afectando aún al 80% de la población. La propaganda capitalista palidece ante los datos objetivos.
En 2010, UMOYA ya criticó el supuesto "milagro ruandés" en un artículo que señalaba que el 90% de la población vivía de la agricultura, pero ésta sólo recibió un miserable 3% de inversión.
De hecho, los datos oficiales de pobreza en Ruanda podrían estar manipulados, ya que según informan diversas fuentes, en 2016 el Oxford Policy Management (la entidad encargada de auditar los informes del gobierno ruandés) estuvo en desacuerdo con determinados cambios introducidos a última hora en la metodología del cálculo de la pobreza. Además, no fue la primera vez: algo parecido sucedió en 2015, según denunció Reyntjens. De eso, los think tanks liberales prefieren no hablar.
Tal vez el motivo de la manipulación de datos (suponiendo que sea cierta) se debe a uj aumento de la desnutrición en el País de las Mil Colinas desde el año 2013:
Es remarcable que la disponibilidad de calorías per cápita sea menor ahora que hace 4 décadas:
De hecho, hay más calorías per cápita en otros países de su región con menos ILE:
Pero vayamos con otra cuestión importante: ¿de dónde saca la riqueza Ruanda? Según este informe de 2018, el 50,8% de su PIB proviene del sector terciario, básicamente conformado por el comercio. Y de los productos que exporta Ruanda, sobresalen el té, el café y, también, el coltán, el cual supone un 39,7% de sus exportaciones. Sin embargo, Ruanda no dispone de yacimientos de este mineral estratégico (utilizado para la producción de aparatos electrónicos modernos). Curioso, teniendo en cuenta que es el primer exportador de coltán del mundo. Hablando claro: Ruanda se aprovecha de los recursos naturales de otro país: roba minerales al Congo.
Todo esto está relacionado con las guerras del coltán. Grupos armados ruandeses operan en la zona oriental de la República Democrática de Congo (RDC). Asaltan pueblos, torturan a sus habitantes, ejecutan decenas de personas y violan en masa a las mujeres. Cuando el poblado ha sido sometido por la violencia y el terror, obligan a trabajar a hombres y niños en las minas de coltán. El mineral extraído llegará hasta las multinacionales capitalistas después de que empresas intermediarias lo blanqueen en Ruanda, para que pueda pasar como mineral no extraído en zonas de conflicto. Estas empresas obtienen minerales (no sólo coltán, también tungsteno y otros) a muy buen precio, pero están financiando el conflicto en Congo. Aunque eso ya lo saben de sobra. En el capitalismo, todo vale para maximizar los beneficios y minimizar los costes. Este conflicto de los minerales de sangre en el Congo-Kinsasha es una de las mayores atrocidades cometidas por los agentes capitalistas. Y Ruanda es uno de los protagonistas (más bien, villanos).
Un informe sobre la extracción de minerales en la RDC concluía así acerca de la responsabilidad de Ruanda:
"On the basis of its analysis of considerable
documentation and oral testimony, the Panel holds the view that the rationale for Rwanda’s presence is to increase the numbers of Rwandans in the eastern Democratic Republic of the Congo and to encourage those settled there to act in unison to support its exercise of economic control. The recent departure of troops should not be interpreted as a sign of Rwanda’s willingness to reduce its considerable involvement in the evacuation of valuable resources, to reduce the level of armed conflict or to diminish the humanitarian crisis in the region. Economic exploitation in its various forms will continue, relying on a less conspicuous armed force and alternative strategies for carrying out the exploitative activities."
En conclusión, el "milagro ruandés" debe ser relativizado y, en cualquier caso, sus evidentes mejoras no son gracias a las reformas neoliberales que tanto Kagame como el BM y el FMI han ido aplicando en el país, sino a unas acciones de rapiña (con una extrema violencia de por medio) que implican que Ruanda se aproveche de la exorbitante riqueza mineral de su vecina RDC. Por otro lado, pese al enorme éxito de la implantación de una sanidad pública, el crecimiento económico (que por otro lado es menor que el de otros países de su región "económicamente menos libres") convive con una desigualdad enorme y una pobreza mucho más intensa de lo que los think tanks liberales admiten.
Cierra el culo
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