EL LIBRE MERCADO Y LA POBREZA
Por CríticaPolítica1
Instagram @criticapolitica1
Twitter @CPolitica1
Uno de los mantras del neoliberalismo es que el libre comercio es algo intrínsecamente bueno y que es beneficioso para los pobres. Supuestamente, su globalización está acarreando una disminución general de la pobreza y una promoción del desarrollo que, una vez más, redunda en beneficio de los pobres. Sin embargo, todo esto son falacias. En otro artículo ya vimos que el relato del neoliberalismo como agente erradicador de la pobreza es una falacia cínica.
El libre mercado socaba la soberanía de los países (sobre todo la soberanía alimenticia) y sólo beneficia a las agencias capitalistas más potentes, en detrimento de las condiciones laborales, salariales y de vida de las clases populares.
Una de las trampas que utilizan los neoliberales es presentar datos de manera sesgada e interesada. Por ejemplo, algunas voces procapitalistas nos dicen que las economías más libres de África son las que más se desarrollan y mayores beneficios aportan a los pobres.
Tomemos la economía más libre del África Subsahariana: Botswana. Según los preceptos neoliberales, las masas pobres de Botswana deberían estar saliendo de la pobreza debido al buen desarrollo económico de su país gracias a la libertad económica. Y ciertos datos parecen corroborar esta hipótesis:
La riqueza por cápita crece en Botswana. También hay un descenso importante de personas que viven en la pobreza extrema.
Sin embargo, otros datos parecen contradecir a los anteriores. En primer lugar, la ingesta de calorías por cápita apenas ha aumentado:
Además, tanto el porcentaje de personas con desnutrición como el ÍndicdeGlobal de Hambruna han aumentado en los últimos años:
¿Qué ha pasado aquí? Pues que el libre comercio y la libertad económica en general van siempre apareados de procesos de privatizaciones de servicios básicos, de desregularizaciones laborales, de liberalizaciones de sectores estratégicos y de otras medidas que sólo interesan a sus promotores: los agentes capitalistas mundiales (multinacionales, bancos, inversores, etc). En el caso de Botswana, un país azotado por el cambio climático, ha sido dramático en el campo de la alimentación: el país depende del mercado alimenticio mundial, y al no existir un control de los precios (en aras de la consecución del sacrosanto libre mercado), los pobres no pueden pagar los precios de los alimentos.
¿La libertad económica está desarrollando la riqueza de Botswana? Sí. ¿Se están beneficiando los pobres? No. ¿Quién se beneficia? Las élites políticas y económicas, las multinacionales y los inversores. Es decir, los agentes capitalistas.
Pero el libre mercado, en las últimas décadas, está tomando en África (y otros continentes) una de sus peores formas: el llamado land grab. Multitud de inversores y multinacionales capitalistas están apropiándose de gran cantidad de tierras en todo el subcontinente, como se expone en este estudio, siendo especialmente grave en el Cuerno de África, concretamente en Etiopía, donde ha llegado a haber violencia contra la población nativa de las tierras compradas por los agentes capitalistas. Estas tierras serán cultivadas por sus antiguos propietarios (convertidos ahora en jornaleros), cuyo fruto laboral (los productos cultivados) irá al mercado internacional, lo que incrementará los precios de los alimentos en sus países (contribuyendo a la inseguridad alimenticia). El land grab en Etiopía es un infierno para su población pobre.
Vayamos ahora a Latinoamérica, concretamente a México. En 1994 se firmó el NAFTA, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entre EEUU, Canadá y México. Las consecuencias para México fueron esencialmente malas, principalmente para sus clases populares: la riqueza apenas se ha incrementado en dos décadas (un 1% desde 1994 hasta 2014) y la tasa de pobreza creció ostensiblemente: llegó hasta el 55% en 2014. De hecho, desde la aplicación del NAFTA, México ha experimentado uno de los peores crecimientos de América Latina:
El caso de México no es algo aislado. Muchos países de Latinoamérica han firmado TLC (Tratados de Libre Comercio) con diversos países (sea entre ellos, con EEUU, Canadá o la Unión Europea), y, según este estudio, pese a que han tenido ciertos efectos positivos en determinados sectores, en general han afectado negativamente a los sectores más pobres (al verse incrementados los precios de alimentos o medicamentos, privatizarse servicios o precarizarse algunos sectores laborales) y también al desarrollo de las economías latinoamericanas, puesto que han consolidado su papel como industrias extractivas y exportadoras de materias primas, siendo muy vulnerables tanto a una disminución de la demanda como a variaciones en el precio de esos productos.
En conclusión, podemos afirmar que el libre mercado aporta riqueza y desarrollo para unos (las multinacionales, inversores y élites económicas), pero también pobreza y precarización para otros (pequeños campesinos, trabajadores y clases populares en general).
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada