¿POR QUÉ CAYÓ EL COMUNISMO? (I)
Por CríticaPolítica
Desde hace décadas, se nos explica que el comunismo que imperó en el Este de Europa durante la segunda mitad del siglo XX (entre 1946 hasta 1989-1991) cayó debido a su economía. La versión oficial es que los estados socialistas, gobernados por un sistema de partido único, que siempre era el partido comunista, mantenían la población en la pobreza y les impedían el desarrollo social, económico y cultural, manteniéndose los partidos comunistas en el poder por medio de la represión política. Y, si bien es cierto que los estados socialistas fueron autoritarios y represivos (aunque se exagera enormemente tanto el alcance como la intensidad de dicha represión) , es mentira que mantuviesen a la población en la pobreza.
Los estados socialistas, en general, aportaron crecimiento constante del PIB per cápita, estabilidad económica, seguridad social en cuanto a vivienda y alimentación, educación universal, cultura accesible (cines, teatros, conciertos, libros, etc) y sanidad universal. Todo, gratuítamente o a precios populares y estables. Fue, precisamente, la introducción de medidas liberales lo que trajo paro, inflación y aumento de la pobreza. Y esas medidas, que fueron acompañadas de medidas democratizadoras a nivel político, no se introdujeron tras revoluciones populares y derrocamientos de los partidos comunistas gobernantes, sino que en general fueron el resultado de negociaciones entre los gobiernos comunistas y los grupos opositores.
En este artículo y en otros que lo seguirán, analizaremos diversos casos de países que transicionaron del socialismo unipartidista al liberalismo pluripartidista, centrándonos en: 1) cómo se realizó esa transición, 2) qué supuso a nivel socio-económico y 3) qué opinan las ciudadanías del Este al cabo de varias décadas acerca de esas transiciones.
Hungría. La transición húngara se realizó mediante la negociación del partido comunista húngaro, en el poder desde 1949, con la oposición política. Según nos expone Viktoria Semsey en este artículo de 1992, dicha transición fue pacífica y negociada, y respondía a las demandas de los partidos liberales y demócrata-cristianos. En realidad, empero, el partido comunista húngaro tenía un ala reformista desde las protestas de 1956, y a partir de 1968 ya se empezó a crear una economía mixta, con progresivas medidas liberales. Es interesante ver que, mientras el gobierno tuvo en su mano el 90% de los medios de producción y basaba su comercio exterior en el COMECON, los servicios públicos y el apoyo estatal a la cultura eran de calidad y sin el cobro de impuestos directos. Fue a partir de las liberalizaciones que debieron imponerse impuestos sobre el consumo y sobre las rentas personales. Esto, acompañado de una inflación que apareció en 1976 (y aumentaba conforme se privatizaban sectores económicos y liberalizaban precios), causó un descontento social creciente. Es fácil ver que Hungría, con esta transición, obtuvo libertades individuales para su pueblo, pero inseguridad socio-económica.
Podemos ver que Hungría experimentó un crecimiento sostenido antes de 1989,año en que fue liquidado el socialismo, pero que justamente ese año tuvo una caída importante de su PIB/cápita. Además de la inseguridad y el estrés económico de los más humildes, que fueron los que perdieron con la transición, tal y como expresa Bozoki en este artículo:
"The last twenty years were far from being unproblematic, prime examples: a widening gap between the winners and losers of the regime change, between the living standards of the capital city, Budapest, and the rest of the country, and between the life chances of educated classes and the Roma population."
Y no es sólo que los húngaros más humildes perdiesen poder adquisitivo, se les dificultase el acceso a sanidad y educación, etc. Es que algo tan básico como la ingesta de alimentos empeoró y, por supuesto, aumentó la pobreza extrema:
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Es interesante observar que, cuando llegaron las elecciones libres, la tasa de participación popular fue bajísima. Según señala Semsey, citando a Janós Simon, esto se debió a que la oposición política que negoció la transición no tenía una sólida base popular, sino que fue una organización política formada principalmente por intelectuales. No es necesario añadir que los intelectuales suelen formar parte de las clases medias y acomodadas.
¿Qué opina la población húngara? Según Euronews, el 39% de húngaros, en 2019, creían que no fue bueno eliminar el comunismo, y además el 43% cree que vive peor. Cabe señalar que otras encuestas llegan a situar en alrededor del 60% el porcentaje de húngaros que creen que vivían mejor con el socialismo. Además, quienes que creen que con el socialismo vivían mejor, son las personas más mayores, es decir, justamente las que vivieron ese período. Los menos favorables al socialismo son los jóvenes, es decir, quienes no lo vivieron y han crecido con la propaganda anticomunista.
Por último, cabe señalar que el partido que gobernó Hungría durante todo el período socialista, tuvo grandes éxitos electorales durante varios años:
Bulgaria. Este país fue un estado socialista desde 1946 hasta 1990. Resumirloemos aquí lo analizado en otro artículo. El partido comunista convirtió Bulgaria en un centro industrial de tecnología punta (producía y exportaba ordenadores), alfabetizó a toda la población y aumentó ostensiblemente el nivel y la esperanza de vida de toda la población. Además de tener un crecimiento del PIB/cápita constante y estable, consiguió que todo el pueblo se beneficiase de ello, puesto que tuvo un Índice de Gini extraordinariamente bajo.
Su transición a la democracia liberal no fue el resultado de ninguna revuelta, sino de una transición pactada. De hecho, fue el propio partido gobernante el que inició las reformas para realizar el cambio de régimen. Nuevamente, observamos que el inicio de las reformas económicas (a mitades de los 80) coincide con una rotura del crecimiento estable que hubo durante el período plenamente socialista.
¿Qué dicen los búlgaros? Según algunas encuestas, "Entre los búlgaros a partir de 61 años, un 48 % recuerda el régimen socialista como un "buen tiempo" del que destaca la ausencia de paro, la industrialización y la gratuidad de la enseñanza y la sanidad, mientras que sólo un 6 % habla de la falta de derechos y libertad y la carestía". Otras más recientes dicen que el 49% añora el socialismo, porque consideran que desde su caída, el pueblo llano vive peor.
Rumanía. En este caso, sí se pasó del socialismo a la democracia liberal de un plumazo, mediante la destitución por golpe de estado de su gobernante (Ceacescu) por parte de una facción militar.
¿Cómo vivían los rumanos bajo el comunismo (1948-1989)? Según Núñez Martínez, "Las profundas transformaciones sociales y económicas se tradujeron en una mejora sustancial de las condiciones de vida de los rumanos. El crecimiento económico permitió unos mayores salarios que, combinados con los beneficios que el Estado socialista ofrecía (asistencia médica gratuita, pensiones, educación universal gratuita a todos los niveles, etc.) supusieron un salto revolucionario en comparación con la situación de la población rumana anterior a la Segunda Guerra Mundial (Veiga, 2002: 200). Así mismo, se permitieron ciertas retribuciones extra para los campesinos, los cuales comenzaron a producir más. Al mercado de consumo rumano se sumó una apertura a los productos occidentales. También la llegada de su cine y su música, llegando cantantes pop como Cliff Richard a dar conciertos en Bucarest (Veiga, 2002: 194).
El crecimiento económico y el bienestar social que se desarrollaron durante la que pasó a ser recordada como «época dorada» fueron dos factores fundamentales para el afianzamiento de la popularidad de Ceaușescu".
¿Qué supuso para Rumanía el paso directo a una economía liberal? Veámoslo en dos gráficos:
Desplome del PIB/cápita y un aumento del 10% de la pobreza extrema. No es necesario comentar más.
¿Qué opinan los rumanos? Según las encuestas, en 2014 más del 60% de rumanos votarían por su antiguo líder comunista. De hecho, al menos tres años antes esto ya era así.
En conclusión, por lo que respecta a Hungría, Bulgaria y Rumanía, podemos afirmar tres cosas.
Primero, que el socialismo aportó crecimiento económico y bienestar material a su población.
Segundo, que aunque la transición fuese pactada o por golpe militar, la población no defendió, en general, el régimen comunista a su caída, probablemente debido a que sus sistemas represivos eran impopulares.
Tercero, que al cabo de las décadas, una gran parte de la población que vivió en estos tres estados socialistas, consideran que vivían materialmente mejor bajo el socialismo, y muchas lo añoran, aunque actualmente disfruten de más libertades individuales.
La conclusión final podría ser que el socialismo es un sistema totalmente viable y válido para llevar la prosperidad a un territorio y elevar el nivel material de vida del conjunto de su ciudadanía, pero que el socialismo del futuro debe cuidarse de no caer en los métodos represivos implantados en el período 1946-1991.
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