EXPERIMENTACIÓN ANIMAL: LASTRE Y CRUELDAD
Marc Barqué, exresponsable de comunicación y prensa de ¿Serás su voz?
Jay Silvey, Graduado en Bioquímica. Especialidad en Hematología Oncológica. Máster en Biotecnología. Especialidad en Nanobiomedicina. Técnico de Pre clínica I+D. Especialidad en Electrofisiología y Biofísica
Artículo publicado originalmente para ¿Serás su voz?
Artículo publicado originalmente para ¿Serás su voz?
La experimentación animal consiste en utilizar animales para experimentar en ellos la farmacodinamia y toxicidad de nuevos fármacos y proteínas recombinantes para así avanzar en el conocimiento y tratamientos de enfermedades humanas.
Actualmente, cada vez hay más conciencia en el ámbito del testeo de productos cosméticos en animales. Se considera muy cruel tenerlos encerrados de por vida y causarles lesiones, irritaciones, quemaduras, alergias y, finalmente, la muerte, para que los seres humanos podamos tener un mejor cutis, un pelo más brillante o un esmalte bonito. Se exigen alternativas, que las hay, porque esto es contrario a la ética.
La experimentación animal para la comprensión y el tratamiento de enfermedades humanas, en cambio, está muchísimo más aceptada. Incluso aunque muchas enfermedades puedan claramente prevenirse con hábitos de consumo y estilo de vida más sanos, parece prioritario masacrar millones de animales para tratar enfermedades que nosotrxs mismxs favorecemos sin ningún tipo de preocupación durante décadas. Esta experimentación animal pre-clínica no solo se considera cruel aunque aceptada, sino que al mismo tiempo es estudiada como necesaria e imprescindible dentro de los protocolos de investigación y ensayo clínico. Aunque dicha necesidad fuese cierta, no eclipsaría la desmedida falta de compasión, empatía y respeto que implica causar tumores, mutilar y amputar órganos, cegar, someter a hambre y sed prolongados, inocular virus y otros microorganismos, introducir sangre coagulada u otras aberraciones a las que son sometidos los animales “de laboratorio”. La explotación animal nunca es justificable desde la ética, independientemente del fin perseguido. Pero, además, la experimentación animal, igual que cualquier otra explotación animal en cualquier otro ámbito, NO es necesaria para su propósito: el desarrollo y progreso científico. De hecho, es un lastre insostenible para ello.
La visión comúnmente aceptada es que es necesario experimentar en animales para encontrar nuevos y mejores tratamientos para paliar enfermedades en humanos (cánceres, diabetes, obesidad, SIDA, Alzheimer, Parkinson, etc). Los animales no humanos tienen un genoma cuya expresión desencadena un contexto molecular y tisular estipulado como marco y fuente de datos fiables para la llamada fase preclínica. No obstante, en prácticamente la totalidad de los proyectos son modificados genéticamente a fin de poder conseguir contextos análogos más coherentes con el eje causal metabólico y hormonal humano a investigar. El fin de todo ello es, obviamente, efectuar extrapolaciones y transferencias de información aplicable a clínica humana. De no testar en animales no humanos, habría que probar las innumerables baterías de diferentes compuestos directamente con personas, lo que implicaría causar un daño atroz a miles de sujetos. Este daño atroz es el mismo que se causa a los animales de laboratorio sistemáticamente. Sin embargo, es un daño que éticamente se está dispuesto a aceptar.
En el presente texto mostraremos que la Experimentación Animal NO es un método fiable ni sostenible para el avance científico y que, como hemos dicho anteriormente, incluso lo dificulta, frena y llega a provocar graves daños a sujetos de primera aplicación. La aplicación de los datos obtenidos en ensayos pre-clínicos en los ensayos clínicos con humanos NO es fiable porque:
- Existen unas condiciones de asepsia, luminosidad, espacio, interacción entre individuos, alimentación y estrés psicológico en el ambiente de laboratorio que influyen notablemente en los sujetos experimentales y, con ello, en el resultado de los estudios. Por lo tanto, las condiciones objetivas, que no tendrán lugar en la fase clínica con humanos donde la variedad ambiental y genética entre individuos es significativa, afectan negativamente en la fiabilidad y transferencia de los resultados.
- Existe una importante disparidad entre los modelos de enfermedades animales no humanos y los propios pacientes humanos: los animales humanos no sufren las patologías típicas de nuestra especie, y si lo hacen no es en el mismo grado ni frecuencia, debido a motivos de hábito, composición y protocolo de ingesta, exposición a contaminantes, carcinógenos y radiación, estrés crónico, periodo de vida, dinámica locomotora y sedentarismo, etc.
- Existen diferencias genéticas y fisiológicas determinantes entre las diversas especies animales no humanas y humanas incluso para mecanismos y entidades macromoleculares a priori conservadas evolutivamente, como es el caso de algunas hormonas. Por tanto, diferentes procesos clave en diferentes patologías no se llevan a cabo ni se regulan de igual manera, teniendo efectos no intuitivos o predecibles entre modelos teniendo en cuenta las mismas dianas terapéuticas.
1.- El ambiente del laboratorio
Las condiciones que hay en los laboratorios modifican la expresión genética de los animales y, por lo tanto, hacen variar tanto su comportamiento como su fisiología: habitaciones sin ventanas, luz artificial de onda distinta a la solar, ruidos artificiales, restricciones de todo tipo (de movimiento, de espacio, de alimentación, de relaciones sociales, etc). Todos estos elementos causan cambios en el organismo de los animales. En efecto, las condiciones de laboratorio generan, inevitablemente, una notable influencia ambiental (ausencia de estímulos naturales y presencia de estímulos artificiales) en la expresión del genotipo a un fenotipo observable y ausencia de variedad en la muestra poblacional más allá de simplemente 1) individuos-controles y 2) individuos-problema. Esto implica una ausencia de reproducibilidad en humanos muy evidente, dada la vasta diferencia en hábitos-protocolos-composiciones de ingesta y disbiosis, balance calórico, gradientes de estrés psicológico-metabólico-hormonal-mecánico, dotación alélica y polimorfismos, alergias e intolerancias, estimulación del núcleo familiar y relaciones sociales afectivas y agresivas, contaminación ambiental - química, radiológica, sonora, lumínica, etc - exposición a patógenos, actividad física, gradientes de edad y desarrollo sexual, etc).
Uno de los elementos más importantes es el estrés que todas las condiciones de laboratorio les genera. El estrés causa un cambio hormonal en el organismo, y ello afecta a su fisiología, su metabolismo, su expresión genética y en definitiva su comportamiento. El estrés psicológico es una consecuencia del estrés hormonal frente al ambiente: el cerebro identifica patrones y elementos de estrés y desencadena una respuesta hormonal (por ejemplo, eleva cortisol y/o catecolaminas), que se traduce en una respuesta conductual de rechazo evasivo o agresivo que a corto, medio y largo plazo repercute en los sistemas digestivo, inmunológico, neurológico y cardiorespiratorio por cuestiones pro-inflamatorias y pro-oxidativas, llegando a producir daño celular a través de estrés oxidativo en forma de ROS, peroxidación lipídica, precipitación proteica y alteración del citoesqueleto y del tráfico molecular, homeostasis deficiente, mutaciones puntuales en DNA-RNA nuclear y mitocondrial y, eventualmente, estrés-colapso celular general y estimulación de rutas pro-apoptóticas y muerte celular. Por ejemplo, las ratas estresadas de manera permanente desarrollan inflamaciones crónicas y desórdenes intestinales (lo cual afecta a su metabolismo de los nutrientes de los alimentos que tome, por ejemplo). Otro ejemplo: los monos que ven a otros monos encerrados o atados (algo tristemente típico de un laboratorio), varían su secreción de tiroxina, una hormona que regula el metabolismo celular. Es fácil ver que esto es una variable importante que afecta negativamente a la fiabilidad de los resultados del estudio en cuestión. Así, algunos de los problemas globales que afectan negativamente a la fiabilidad de los estudios en relación al ambiente de laboratorio son: cambios neuroquímicos en neurogénesis y, como ya hemos señalado, en la expresión genética. Es tal la influencia que tiene el ambiente de laboratorio, que los resultados pueden variar significativamente de un laboratorio a otro. Obvia decir que estos resultados de divergencia, de obviarse, seguirán siendo un lastre al no plantearse transferir los conocimientos obtenidos a humanos en las mismas condiciones experimentales que los animales de los cuales se extraen las conclusiones a transferir, sino en condiciones aún más diversas e inabarcables.
2.- Disparidad entre los modelos animales de enfermedades y las propias enfermedades humanas
Normalmente, las enfermedades que se investigan en modelos animales suelen ser enfermedades que no se dan naturalmente en estas especies debido a cuestiones de protocolos de ingesta y composición nutricional evolutivamente coherentes, menor contaminación ambiental, ausencia de estrés crónico, coherencia relacional en su grupo y entorno, períodos de vida insuficientemente largos como para desarrollar ciertas patologías degenerativas, ausencia de sedentarismo, coherencia circadiana en hábitos de vigilia y sueño, actuación determinante e inevitable de la selección natural, etc. Por todo ello, los investigadores e investigadoras deben “causar” artificialmente dichas enfermedades en los animales. Esto significa, más bien, que generan contextos mecánicos, metabólicos y hormonales, con o sin base genética, que simulan unas consecuencias fisiológicas análogas a las enfermedades humanas sobre las cuales testar fármacos transferibles.
Por ejemplo, ni los ratones padecen obesidad ni los chimpancés Alzheimer: les son generados contextos biológicos análogos. Pero cada vez más personas del mundo de la ciencia reconocen la enorme dificultad de reproducir todas las características y toda la complejidad de una enfermedad humana en modelos de animales no humanos. El modelo animal suele ser muy diferente al organismo humano en el cual deberá curarse la enfermedad en cuestión. Por ello, los resultados en la fase preclínica (con animales) no suelen ser fiables al pasar a la fase clínica (con humanos). Ejemplo: para estudiar la aterosclerosis, se introducen coágulos de sangre o se sujetan los vasos sanguíneos del animal. Nótese que no se induce ni siquiera aterosclerosis, sino que se simula, en este caso, un contexto simplemente biomecánico que ni siquiera es transferible: la aterosclerosis cursa con más efectos que simplemente la oclusión de los vasos y la inducción de isquemia. De esta forma se consigue un estado cardiovascular análogo al ateroesclerótico, pero no se han dado ni las causas, ni las condiciones ambientales ni el metabolismo, ni el perfil pro-inflamatorio ni el pro-oxidativo que, conjuntamente, causan naturalmente la aterosclerosis y sus últimas consecuencias en humanos. Es decir, no se pueden estudiar correctamente ni las causas ni el desarrollo de la aterosclerosis. En efecto, la experimentación animal en cuestiones como los accidentes cerebrovasculares no ha sido de gran ayuda hasta ahora, según señalan los estudios realizados.
Pero vamos con el ejemplo más tristemente clásico: el cáncer. Para estudiarlo, se introducen artificialmente tumores humanos o de otras especies en los modelos animales. Así, se pretenden estudiar sus características fisiológicas y bioquímicas, así como el inicio y desarrollo de la metástasis. Pero éste es el ámbito con más índice de fracaso en la investigación biomédica con experimentación animal, debido a la notabilísima dificultad de traducir los datos de la fase preclínica a la clínica (con humanos), porque esos tumores causados artificialmente en organismos que, de manera natural, no los desarrollarían, es un impedimento para la reproducción fiable de la complejidad de la carcinogénesis humana. Cabe destacar que 1) el tumor puede ser de origen celular nativo inducido o de origen celular exógeno insertado, lo que repercute drásticamente en el desarrollo del tumor por cuestiones de origen y por cuestiones de metabolismo y señalización celular, ambos con base genética, en el ambiente tisular inmediato; y 2) el perfil hormonal e inflamatorio que influye en el crecimiento del tumor, así como la eficacia y especificidad del sistema inmunológico y la estructura y dinámica de la matrix en concreto y del tejido en general que afectan a la metástasis, pueden ser reproducibles pero no transferibles dentro de un margen de eficiencia técnica y seguridad clínicas aceptables.
“The power of the animal models to predict clinical efficacy is a matter of dispute due to weaknesses in faithfully mirroring the extremely complex process of human carcinogenesis. The vast majority of agents that are found to be successful in animal models do not pan out in human trials. Differences in physiology, as well as variations in the homology of molecular targets between mice and humans, may lead to translational limitations.
Even though animal models still remain a unique source of in vivo information, other emerging translational alternatives may eventually replace the link between in vitro studies and clinical applications.”
“The overate rate of successful translation from animal models to clinical cancer trials is less than 8%. Animal models are limited in their ability to mimic the extremely complex process of human carcinogenesis, physiology and progression”
“The overall result in that promising pre-clinical animal studies that require extensive resources both in time and money rarely translate into successful treatments.”
Mak et alt, Lost in translation: animal models and clinical trials in cancer treatment, Am J Transl Res, 2014; 6(2): 114–118.
3.- Diferencias genéticas y fisiológicas
“Evidence demonstrates that critically important physiological and genetic differences between humans and other animals can invalidate the use of animals to study human diseases, treatments, pharmaceuticals, and the like. In significant measure, animal models specifically, and animal experimentation generally, are inadequate bases for predicting clinical outcomes in human beings in the great bulk of biomedical science. As a result, humans can be subject to significant and avoidable harm.”
Akhtar, Aysha, The Flaws and Human Harms of Animal Experimentation, Camb Q Healthc Ethics. 2015 Oct; 24(4): 407–419.
Las diferencias entre los genes (y su expresión) y la resultante fisiología y anatomía existentes entre una especie y otra suponen otro problema importante para la fiabilidad de los datos obtenidos en la experimentación animal para traducirlos en la fase clínica. Se ha podido comprobar en estudios sobre lesiones de médula, y en otros estudios sobre patologías inflamatorias, entre muchas otras.
“Our study supports higher priority to focus on the more complex human conditions rather than relying on mouse models to study human inflammatory diseases. Seok et al, Genomic responses in mouse models poorly mimic human inflammatory diseases, Proceedings of the National Academy of Sciences USA, 2013, 110:3057-12
Para salvar las diferencias genéticas y conseguir que los modelos animales puedan expresar genes humanos, se utilizan animales transgénicos, es decir, con sus genomas modificados a través de la incorporación, silenciamiento, sobreexpresión o sustitución de genes. Sin embargo, hay diferencias críticas entre la expresión de los genes entre las diversas especies, ya que los genes humanos se expresan diferentes en un organismo diferente al humano, puesto que cada organismo tiene una dinámica celular y una cascada de eventos y sistemas reguladores concretos y, por ello, las condiciones de señalización celular que dirigen su expresión genética son diferentes: enhancers, promotores, factores de transcripción, represores, operones relacionados, siRNA, etc. Todo ello, como hemos señalado, repercute en su expresión y por ende tiene consecuencias hormonales y metabólicas. Además, según este organismo en cuestión y el ambiente en el que se desarrolla, los genes se expresarán de una forma o de otra y, por lo tanto, las patologías pueden manifestarse y desarrollarse de diferentes formas. Por añadidura, cada organismo especie (y, en ocasiones, incluso un individuo concreto de una misma especie) reaccionará de manera diferente a un mismo fármaco. Por ejemplo, en un estudio se comprobó que el gen CHC22 (miembro de familia de genes Clathrin Heavy Chain), que está asociado a la proteína transportadora de glucosa GLUT4, funciona de manera única y restrictiva en cada especie animal, lo cual hace que los datos obtenidos en experimentos animales sobre la diabetes (por ejemplo) sean problemáticos en fase de traducción a la fase clínica.
Uno de los tipos de enfermedades que más animales se han utilizado en su investigación son las neurodegenerativas. Décadas de crueles experimentos en ratones y otras especies no han proporcionado ninguna compresión de dichas enfermedades que hayan sido determinantes a la hora de curarlas, justamente porque los modelos animales no aportan datos fiables a la hora de curar en humanos, por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson.
“Despite decades of research in animal models of Alzheimer Disease, the disease remains incompletely understood, with few treatment options. (...) we provide a mechanism for shifting the focus of AD research away from animal models to focus primarily on human biology as a means to improve the applicability of research findings to human disease.”
Cavanaugh et al, Animal models of Alzheimer disease: historical pitfalls and a path forward, Altex, 2014;31(3):279-302
En 2006, el TGN412, que tuvo éxito en la fase preclínica, causó fallos en múltiples órganos en los voluntarios humanos, con una dosis 500 veces más pequeña que la que se consideraba segura en animales más pequeños que el humano. Una revisión de estudios sobre este caso concluyó que los resultados obtenidos en estudios sobre modelos animales no son fiables a la hora de traducirlos en la fase clínica.
Rebeca Ram investigó algunos de los fármacos que resultaron exitosos en modelos animales pero que, no obstante, y debido a los problemas que hemos ido exponiendo, resultaron sumamente perjudiciales durante la fase clínica en los pacientes humanos..
Otro ejemplo lo encontramos en la investigación de la vacuna contra el SIDA. Se utilizaron primates para buscar dicha vacuna. En el curso de esas investigaciones, se fabricaron unas 90 vacunas que funcionaban en primates, pero fallaban en humanos. Algunas de ellas, además, causaron serios problemas de salud a los humanos que las tomaron, como fiebres altas o desórdenes intestinales. Así pues, el uso de animales en las investigaciones sobre el SIDA ha retrasado el hallazgo de la vacuna, además de que ha consumido tiempo, logística y recursos energéticos, económicos y de investigación (igual que lo ha hecho con muchas otras):
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18826331, https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1906671/, https://www.neavs.org/docs/chimps_aids_research_bailey.pdf
“Considering our current understanding of complex systems and evolution it would be surprising if one species could be used to predict outcomes in another at the fine-grained level where our study of disease and drug response is today and to the accuracy that society demands from medical science.”
LAS CONSECUENCIAS DE LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL
La experimentación animal, en primer lugar, es una actividad que implica una crueldad enorme hacia los animales. Pero, como hemos visto, también conlleva daños a la especie humana, que pueden resumirse así:
-Daños físicos para los individuos pacientes y psicológicos para ellos y sus familias (se crea una expectativa en la fase preclínica que en la clínica, en muchísimas ocasiones, no se cumple).
-Abandono de posibles buenos tratamientos porque en la fase preclínica fracasaron (pero podrían haber tenido éxito en la clínica).
-Despilfarro de tiempo y dinero, logística y material
LA NECESIDAD DE IMPLANTAR ALTERNATIVAS
Aparte de la cuestión ética, cada vez hay más investigadores e investigadoras que señalan la importancia, a nivel puramente científico, de cambiar la perspectiva: dejar de utilizar modelos animales y estudiar directamente las enfermedades desde la fisiología y genética humanas, puesto que así se puede estudiar y comprender las patologías en toda su complejidad, así como obtener los datos de manera reproducible y fiable:
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1365-2133.2007.08135.x, https://www.hopkinsmedicine.org/institute_basic_biomedical_sciences/news_events/articles_and_stories/model_organisms/201010_mouse_model.html,
Un grupo de científicos escribió una carta abierta al por aquel entonces Primer Ministro Británico, David Cameron, exponiendo la ineficacia de la experimentación animal.
“There are many examples of research on animals providing insights that have transformed medical science. Regrettable as it might be, however, it is not possible to go beyond these anecdotal examples to the altogether more impressive statement now being promoted by various prestigious academic bodies and individuals.”
Robert AJ Matthews, Medical progress depends on animal models - doesn't it?, J Roc Soc Med, 2008 Feb; 101(2): 95–98
“The few systematic reviews of the animal literature that have been done also pointed to the poor quality of other animal research, and the difficulty of extrapolating from it to humans,23 a concern which is being increasingly made in other fields of drug development and evaluation.”
Bracken, Why animal studies are often poor predictors of human reactions to exposure, Journal of the Royal Society of Medicine, March 1, 2009, Volume: 102 issue: 3, page(s): 120-122
“Animal studies seem to overestimate by about 38% the likelihood that a treatment will be effective because negative results are often unpublished.”
Mak, Evaniew and Ghert, Lost in translation: animal models and clinical trials in cancer treatments, Am J Transl Res, 6(2):114-118 · February 2014
Pese a que la mayoría de las legislaciones de todos los países obligan a los investigadores e investigadoras a experimentar con animales (porque se considera imprescindible en cuanto a protocolo clínico), la directiva de la Unión Europea 2010/63/UE dice claramente que “la presente Directiva constituye un importante paso hacia el objetivo final de pleno reemplazo de los procedimientos con animales vivos para fines científicos y educativos, tan pronto como sea científicamente posible hacerlo. A tal fin, la Directiva trata de facilitar y fomentar el avance de enfoques alternativos”.
Las alternativas existen, en mayor o menor grado de desarrollo. ¿Por qué no se les presta mayor atención? Por lo de siempre: el negocio. La experimentación animal supone un negocio muy lucrativo, puesto que cada año se comercializan unos 115 millones de animales “de laboratorio”. Este negocio mueve cerca de 1.000 millones de euros anuales. Los ratones, que son los animales más utilizados en los laboratorios, pueden llegar a venderse por un precio que puede rondar entre los 160 y los 1.600 euros por individuo. Sin embargo, un ratón de laboratorio puede llegar a costar hasta 3.000 euros.
La asociación alemana Ärzte gegen Tierversuche (Médicos Contra la Experimentación Animal) alerta, además, sobre otra cuestión: “la experimentación animal no ayuda a los humanos enfermos, sólo es valiosa para los experimentadores que satisfacen su curiosidad y basan en ella sus carreras científicas”.
ALTERNATIVAS
Cada vez hay más estudios que señalan la posibilidad (y, más aún, la necesidad) de invertir recursos en las alternativas a la experimentación animal para optimizar la investigación biomédica.
“For this integration of various computer models, bioinformatics tools, in vitro cell cultures, enzymatic screens and model organisms are necessary. Use of modern analytical techniques, data acquisition and statistical procedures to analyze the results of alternative protocols can provide dependable outcomes. These integrated approaches would result in minimum involvement of animals in scientific procedures.”
Doke and Dhawale, Alternatives to animal testing: a review, Saudi Pharm J. 2015 Jul; 23(3): 223–229.
-Bioinformática
La bioinformática es un conjunto de técnicas, programas, procesos y sistemas computacionales que almacenan y procesan una enorme cantidad de datos biológicos de laboratorios de todo el mundo con los que realizar simulaciones y con ello predicciones. Algunas pruebas realizadas muestran que la bioinformática permite obtener mejores resultados y en menos tiempo que los mismos estudios basados en experimentación animal (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/pubmed/19453215/).
-Órganos sintéticos
Muchos laboratorios ya son capaces de crear órganos sintéticos que reproducen fielmente las características fisiológicas y genéticas del mismo órgano humano. De esta forma, puede analizarse bien una patología en un contexto tisular humano, como los esferoides que estructuran corteza cerebral sin cerebro. La reproducción sintética de órganos está tan desarrollada que ya se pueden reproducir fielmente órganos tal y como la naturaleza los ha diseñado (que es lo que puede ser muy útil para la investigación biomédica): http://pubs.rsc.org/en/Content/ArticleLanding/2016/IB/C5IB00324E#!divAbstract
Pese a que los órganos aislados del sistema orgánico entero no pueden aportar datos fiables de lo que pueda suceder en conjunto al organismo, se consideran un buen complemento a otros métodos de investigación en el caso de desarrollo de tumores, afectación tóxica tisular de un fármaco, funcionamiento de ese órgano, etc: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4826389/
Sus enormes posibilidades se han demostrado en la investigación de tumores y cánceres: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3853639/
-Cultivo de células in vitro
Las células in vitro (base del desarrollo de tejidos y órganos sintéticos) tienen una altísima gama de aplicaciones en la investigación (virología, inmunología, toxicología, interacciones, afectaciones al receptor de un fármaco, flujo intracelular, etc): http://www.ehu.eus/biofisica/pdf/cultivo_celular.pdf
Se han obtenido grandes resultados, por ejemplo, en la investigación de enfermedades neurodegenerativas: https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs13346-018-0548-y
Esta técnica es especialmente efectiva porque permite manipular (e investigar las variaciones en) el microambiente celular, así como la matriz extracelular. Es decir, permite un conocimiento minucioso de cómo funciona, evoluciona y responde a cambios una célula, un tejido o un órgano en un espacio circunscrito inmediato.
-Microdosis en humanos
Una microdosis que no ponga en peligro la salud del paciente pero que permita analizar los fenómenos biológicos que conlleva es un método cada vez más utilizado en muchos laboratorios. Esta técnica tiene las ventajas de poder aportar información fenotípica precisa de cómo un fármaco afecta a un organismo, mayor rango de fiabilidad de los datos obtenidos e información clara del metabolismo asociado a ese fármaco en el organismo humano: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3113695/
Muchos expertos y expertas confluyen en que el desarrollo de esta técnica, combinada con otras, podría ser de gran utilidad biomédica en el futuro: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4532546/
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